Profundidad de campo


Autor: Antoni Marín Amatller (@AMarinAmatller). Fundamentos de la fotografía e imagen digital.

Si bien la fotografía es plana, el fotógrafo busca con frecuencia recrear la sensación de profundidad en sus obras. El primer elemento que le sirve para ello es el control de la perspectiva. Jugar con la perspectiva acentuada o comprimida permite crear distintas sensaciones de profundidad. Un segundo elemento que le resulta útil es la profundidad de campo.

La profundidad de campo es un parámetro que define el intervalo de espacio que aparece enfocado en una imagen. Los motivos situados por delante de este intervalo (es decir, más próximos a la cámara que el inicio del punto de foco) aparecerán desenfocados. Los situados más allá del punto final del intervalo también estarán fuera de foco.

La profundidad de campo depende de tres factores:
  • La distancia focal del objetivo. Distancia focal y profundidad de campo se relacionan en proporción inversa. A menor distancia focal mayor profundidad de campo. Un objetivo gran angular tiene una gran distancia focal, un teleobjetivo, poca.
  • El diafragma. Para una misma distancia focal, al cerrar el diafragma la profundidad de campo se reduce, al abrirlo se incrementa. Así un diafragma 2,8 tiene muy poca profundidad de campo mientras que un 16 tiene mucha.
  • La distancia del motivo. La distancia focal decrece a medida que el motivo se acerca a la cámara y se incrementa a medida que se aleja. Así, si el sujeto está situado próximo al objetivo la profundidad de campo puede ser de centímetros. Si está situado lejos, de metros y a partir de un límite pasa a infinito.

Foco selectivo

Habitualmente, el objetivo del fotógrafo será lograr una imagen enfocada, nítida. Sólo en casos muy especiales, normalmente relacionados con una intención estética o artística concreta, se buscan fotografías borrosas, desenfocadas o movidas.

Con los actuales sistemas de auto foco, la operación de enfocar resulta normalmente transparente para el fotógrafo. Muchas veces pasa desapercibida debido a la rapidez y precisión de mecanismos que en ocasiones rayan la instantaneidad. De todos modos, siempre existen momentos en los que el fotógrafo pasa a controlar manualmente el foco para poder decidir sobre qué motivo lo centra. Esto, unido al control de la profundidad de campo, permite al fotógrafo aplicar un foco selectivo a un motivo o escena.

Las cámaras compactas, especialmente las digitales, ofrecen imágenes enfocadas en la mayoría de las ocasiones. Este hecho supone una ventaja cuando se trata de tomar fotos nítidas con rapidez y una desventaja cuando se pretende obtener un foco selectivo. Estas cámaras tienen además una notable profundidad de campo debido a que el tamaño del sensor electrónico que utilizan es reducido, lo que genera que en muchas ocasiones sea prácticamente imposible lograr un foco selectivo a no ser que se trabaje con motivos muy próximos.

El enfoque

Una fotografía es nítida cuando los rayos de luz provenientes de cada uno de los puntos del motivo se concentran de forma puntual en la superficie del sensor electrónico. Por contra, una imagen desenfocada es aquélla en la que los rayos de luz procedentes del motivo no se concentran sobre el plano de la imagen, sino antes o después de él. En lugar de puntos forman círculos borrosos. Se conocen como círculos de confusión, y cuanto mayor es su diámetro, más desenfocada está la imagen.

En una cámara réflex la operación de enfocar es clara. Se varía la posición de las lentes hasta lograr la concentración de los rayos de luz, y con ella, la nitidez de la fotografía. Al girar el anillo de enfoque se adapta la distancia existente entre el plano de la óptica y el plano de la imagen, en función de la distancia a la que se encuentra el motivo. En la mayoría de las cámaras compactas el enfoque se realiza mediante un desplazamiento interno de las lentes y pasa desapercibido. La acción de girar la óptica para enfocar se lleva a cabo sólo en algunos modelos. Los mecanismos de auto foco son de uso común en todos.

En algunos modelos existe una opción muy práctica que normalmente implica tanto al enfoque como a la lectura de la luz. El disparador tiene dos puntos en su recorrido. Al pulsar hasta el primer punto, la cámara lee la luz y bloquea el enfoque sobre el punto central del encuadre. Manteniendo pulsado este punto, puede reencuadrarse la imagen apuntando por ejemplo el foco sobre un motivo descentrado. Se trata de un recurso muy práctico que se encuentra en algunas cámaras.

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